30.9.05

49._ Colaboración

Habrá quien hubiese pretendido, en su buen corazón, salvar a Dios de Dios. Recibirá una dura recriminación: "apártate satanás". Ésa no es la forma. Lo que debe hacer es colaborar con Dios en la realización de su voluntad, implicándose también, sin negarlo, hasta entregar su vida -y podrá hallarla de verdad- muriendo como Él si es necesario, pero "cabeza abajo, porque no es digno de sufrir la misma muerte de su Señor".
Así habrá demostrado el amor que había en su corazón: "Tú sabes que te amo".
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Profecías
Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos -palabra de Yahvé-.
Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros.
Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí vacía, sin que haya realizado mi voluntad y haya cumplido lo que le encargué. (Isaías 55, 8-11)

Carta
Puesto que los hijos tenían en común la carne y la sangre, también Jesús las compartió, para poder destruir con su muerte al que tenía poder para matar, y librar a aquellos a quienes el temor a la muerte tenía esclavizados de por vida.
Porque ciertamente no ha venido en auxilio de los ángeles, sino en auxilio de la raza de Abraham. Por eso tenía que ser hecho en todo semejante a sus hermanos, para llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y digno de confianza en las cosas de Dios, capaz de obtener el perdón de los pecados del pueblo.
Precisamente porque él mismo fue sometido al sufrimiento y a la prueba, puede socorrer ahora a los que están bajo la prueba.
(Carta a los Hebreos 2, 14-18)

Evangelio
Como el Padre me amó, yo también os he amado;
permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor,
como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os digo esto para que mi gozo esté en vosotros,
y vuestro gozo sea completo.

Este es el mandamiento mío:
que os améis los unos a los otros como yo os he amado.

Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor;
a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
(Juan 15, 9-15)
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